mateodieste@gmail.com
für die überraschende Widerlegung
Quien escribe padece sensaciones análogas a miles de diversas situaciones
de la vida, eso está claro. Pero, naturalmente, las que más le atraen —
perogrullesco es decirlo— son aquellas que le provocan placer. El escritor ha
podido encontrar en su «oficio» ciertos deleites (parecidos a la vida, aunque sin
serlo) que despiertan en su ánimo el deseo repentino de volver a disfrutarlos una y
otra vez. Sin estas experiencias, tal vez sería imposible su persistencia en esta
maravillosa forma del arte. [ Leer más… ]